Estas sentada y te das cuenta de que no deberías estar allí. Miras alrededor y nada cuadra. Tomas la decisión de que hoy es el día, si. Recorres toda la casa buscando el lugar adecuado para ese momento y te das cuenta de que no existe, de que ningún lugar es perfecto para llorar. Entonces enciendes ese aparato, tu salvación. Sin pausa pero con prisa dejas que los recuerdos te invadan, si, entonces allí están otra vez. De pie, con un traje de baile, esta el, esperando a que te acerques, y no lo piensas, la decisión ya estaba tomada, corres hacia el, hacia los recuerdos. Le abrazas, entonces tu pupila se dilata y con la rapidez de la luz, llora. Pero cuando abres los ojos te das cuenta de que estas sola, sentada delante de aquel cuadro donde estan plasmados dos personas tu y el. No quieres hacerlo pero sientes que se acerca. Ahora esta al lado tuyo y esta esperando a que permitas que entre. Si, exactamente es ese dolor del que tenias grandes recuerdos, si, esos días de desesperación, de angustia. Llorabas sin parar, te mordías los labios del dolor, te tapabas la boca para que no escucharan tu clamor, tus gritos intentabas disimular, no podías respirar pero eso no era un impedimento para dejar de llorar, tus ojos tus labios expresaban dolor. Entonces cerraste el puño con la intención de dar golpes hasta tranquilizarte, pero de nada sirve, entonces acaba la canción, la tentación de buscar otra es demasiado grande y no tienes miedo de que acabes explotando, lo haces, buscas pero ninguna es la adecuada ninguna tiene el poder de hacerle aparecer. Entonces haces una pausa pero aun salen lagrimas. Piensas e intentas sacar lo positivo. Y lo haces, pero no es suficiente, no querías aprender solo querías amar. No tuviste esa oportunidad, lo hiciste sola y te dejaste llevar, pero no te arrepientes, estas orgullosa de llorar.
Las lagrimas son una intención, una respuesta, un grito de desesperación por saborear la perdida de un gran éxito, el amor.
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